Época: EuropaRevolucionaria
Inicio: Año 1830
Fin: Año 1848

Antecedente:
Las Revoluciones de 1848

(C) Federico Lara Peinado y Joaquín Córdoba Zoilo



Comentario

La lucha por el avance del liberalismo había continuado después del brote revolucionario de 1830. El proceso de consolidación de la nueva Monarquía belga (tratados de 1839), o la adopción del librecambismo en el Reino Unido (1846), eran buena muestra de ello. También lo era el avance de los liberales en la Confederación Helvética, con su pretensión de una reforma constitucional para convertir a Suiza en una república unitaria y democrática. La resistencia de los cantones católicos, amparados por Metternich, les lleva a la formación de una liga (Sonderbund) a finales de 1845 y a reclamar la separación de la Confederación. La confrontación con los liberales, que cuentan con el apoyo de Francia, lleva a una rápida guerra, en octubre de 1847, que se inclina del lado de los cantones protestantes y liberales. En septiembre del siguiente año se aprobará una nueva Constitución federal, que recoge los puntos de vista de los elementos radicales. La impotencia de Metternich para evitarlo había quedado patente.También en Italia se respiraban aires de reforma. La elección de Pío IX en junio de 1846 marcó el comienzo de cambios notables en los Estados Pontificios, que eran un arquetipo del absolutismo. A la liberación de centenares de prisioneros políticos, sucedió la libertad de prensa y el establecimiento de una Consulta de Estado a la que tendrían acceso los laicos. Los consejos de los embajadores de Francia y el Reino Unido hicieron posible proyectos de construcciones ferroviarias y de una unión aduanera con Piamonte y los ducados. Estas medidas crearon un clima de esperanza en los ambientes liberales italianos, aunque el nuevo Papa no coincidía en nada con los planteamientos teóricos de éstos. La encíclica Qui Pluribus, de noviembre de aquel mismo año, sobre las relaciones entre la fe y la razón, era buena muestra de ello.Las concesiones pontificias fueron secundadas por el duque Leopoldo II de Toscana y por Carlos Alberto, rey de Piamonte (1831-1849). Este último, que tenía una personalidad bastante compleja, había preferido hacer una política más atenta a los intereses piamonteses que a los del nacionalismo y su política errática le había valido el mote de rey veleta. Las concesiones liberales de ambos monarcas obligaron a Metternich a enviar un cuerpo expedicionario, que ocupó Ferrara (julio de 1847), pero no consiguió aplacar el clima de excitación política que alcanzó a Milán y favoreció la campaña del abogado veneciano Daniel Manin, que publicó en 1847 La Guida (estudio comparado de las leyes austriacas y venecianas) y pidió a la Congregación (parlamento) la restauración de las antiguas leyes. Su campaña de desobediencia civil le llevó a la cárcel en los primeros días de enero de 1848.Los primeros movimientos revolucionarios no tardaron en estallar. El 12 de enero se produce una sublevación de artesanos en Palermo, en la que se pide reforma constitucional y se hacen planteamientos separatistas para Sicilia. Fernando II de Nápoles ve cómo la revolución se propaga a los territorios peninsulares y, a finales de ese mismo mes de enero, promete una Constitución otorgada, inspirada en la Carta francesa de 1814.Se podría considerar que una primera fase de la revolución había terminado. En ella, los disturbios sociales habían sido canalizados por sectores de la burguesía y de la nobleza, para obtener Constituciones, aunque fueran de carácter otorgado. Era un precario triunfo del liberalismo, que no se hubiera consolidado sin los acontecimientos que ocurrieron poco después en París.